Un truco para sacar más provecho de tu entrenamiento
Generalmente cuando vas al gimnasio piensas en ejercitar tu cuerpo: tus músculos, tu corazón, todo, desde los hombros hacia abajo.
A partir de ahora, es hora de ponerte manos a la obra.
No, no estamos hablando de ejercicios faciales ni nada por el estilo, pero sí vamos a trabajar tu cerebro. Puede que tu cerebro no sea un músculo, pero seguro que lo ejercitaremos como si lo fuera. Una vez que te pongas manos a la obra, podrás reclutar más músculos por movimiento, obtener mejores resultados, tener una mejor forma y poder realizar más repeticiones.
¿Quién no querría eso?
Además del movimiento reflejo, la contracción muscular comienza en el cerebro. Estos movimientos intencionales comienzan con un pensamiento. Ese pensamiento hace que el cerebro libere acetilcolina, un neurotransmisor químico, que es un mensajero para el músculo. Este mismo proceso ocurre cuando enciendes una luz. Presionas un interruptor (tienes un pensamiento en el cerebro), la electricidad llega a la bombilla (se libera un neurotransmisor) y la luz se enciende (contracción muscular).
Vamos a cambiar tu interruptor.
Normalmente, no es necesario pensarlo dos veces para conseguir que los músculos hagan lo que queremos. Pero no queremos simplemente hacer sentadillas. Queremos hacerlas con un propósito. Para ello, hay que tener los pensamientos adecuados.
Esta es la CONEXIÓN MENTE-MÚSCULO.
La conexión mente-músculo es la sincronicidad entre tus pensamientos y tu músculo. Una conexión mente-músculo adecuada recluta a tus músculos secundarios y más fibras para apoyar más completamente a tu músculo primario. La conexión mente-músculo atrae más atención a tu músculo primario, lo que da como resultado una mayor fuerza para tu movimiento.
Eso suena genial, pero ¿cuáles son los pensamientos correctos?
Para crear el tipo de conexión mente-músculo que produzca resultados, todo se reduce al ENFOQUE.
- Concéntrese en la técnica adecuada.
- Concéntrese en contraer el músculo objetivo.
- Concéntrese en controlar el movimiento durante las fases concéntricas y excéntricas.
Lleva energía a tus músculos. Transfiere todo el poder de tu cerebro a tu movimiento y obtendrás resultados. Así que, la próxima vez que levantes pesas, no te limites a hacer flexiones para hacer las repeticiones. Haz flexiones con un propósito y aprieta en cada ángulo de tu movimiento. Te sorprenderá la diferencia.